27 feb 2021

EDITORIAL | "Tarea Pendiente. Que la cultura deje de ser la pariente pobre e incómoda del señor de la casa en Chile" (por Aldo Ortiz Pardo)

Sábado 27 de Febrero de 2021.-  "Los jóvenes van a llegar a los conciertos el día en que desaparezca esa ostentación y falso estiramiento que constituye una barrera entre la juventud y el público que actualmente va a un concierto de música clásica, donde al final la gente común termina asustada frente a este tipo de eventos musicales", con esta frase del compositor Waldo de los Ríos dicha en 1975 queda claro la distancia que tiene la gente joven con las grandes actividades culturales.

Hay un halo de distancia y de recelo frente a las distintas actividades que ya reseñamos, como la literatura, la música, el teatro, la danza y la plástica. Donde lamentablemente los mismos que comentan y analizan las obras son los mismos de siempre, quienes finalmente con su subjetividad ramplona y campante hacen las veces de jueces y censores, además de autodenominarse con toda pompa y circunstancia como “representantes del mundo de la cultura”…. haciendo la distancia y decretando cuáles son las obras “políticamente correctas” que la gente puede ver u oir.

El escenario anterior dista con todo de ser un escenario apto para la recuperación cultural de un país que está con su alma fracturada y recibiendo los embates de un globalismo que impide cualquier intento de dar siquiera un matiz a los impulsos que vienen desde afuera. Lo cual también lo sumamos a la siempre lamentable excusa que dice que “la cultura se hace en la calle”. Cosa que hace innecesario cualquier intento de mostrar, y manifestar lo que muchas veces se hace con autogestión, porque ni siquiera el denominado “manto protector del Estado” llega a ayudar a la iniciativa cultural.

La identidad cultural de un país o de una sociedad siempre se pone a prueba cuando sus habitantes son capaces de ejecutar o aprobar un legado de todo lo que viene del pasado para revitalizar nuestro presente y hacerlo pervivir en el futuro. Pero por desgracia en el Chile de hoy en día, no es mucho lo que podemos pedir. Donde nuestra clase política está paralizada, sumida en el marasmo de las encuestas y la permanente lucha por el poder – lucha intestina y bizantina entre derechas e izquierdas – y convierte definitivamente a la difusión del patrimonio en esa pariente pobre e incómoda para los señores de la casa, quienes finalmente terminan recluyéndola en el ático hasta el fin de sus días.

No es necesario decir “gestión cultural” dentro de los programas de gobierno, sino desplegar una gestión de carácter integral, donde una oficina de difusión sea la reemplazante de las ya vetustas y anacrónicas “direcciones de cultura”. Donde el Estado y el Ministerio se hagan cargo propiamente tal de privilegiar proyectos masivos y no para unos pocos. Que a su vez el dinero presupuestado para esos proyectos sea entregado en el marco de un contexto de equiparidad y no para los mismos de siempre. Tanto es así, que ya muchas agrupaciones que incluso representan cultura en el marco de la diversidad humana no quieren ni siquiera participar porque ya saben quienes serán los ganadores.

No hace falta decir una y otra vez – en cada campaña política – todo lo que adolece nuestro atormentado país en cuanto a difusión de patrimonio tangible e intangible, sino que exista un verdadero compromiso político para poder llevar este legado patrimonial a todas partes sin excepción. Es verdad, es lindo recuperar viejas casonas que permanecerán vacías por los siglos de los siglos o montones de piedras perdidas en el desierto, usando millones y millones de pesos de los presupuestos nacionales. Pero también sería lindo que esos millones y millones de pesos fueran a la transmisión de conocimientos, orgullo y acerbo para nosotros y para las generaciones de chilenos que vendrán después de nosotros.

Tarea pendiente.

Escrito por : Aldo Ortiz Pardo. Fundador y Editor de RCI Medios. Jefe de Prensa de Cadena 33 Medios.




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