abril 26, 2016
Martes 26 de Abril de 2016.- A la diócesis de Copiapó:
Hermanas y hermanos: Con creciente preocupación constatamos que han transcurrido ya 57 días desde el comienzo de la paralización de los funcionarios públicos de la región, y aún no hay soluciones a las demandas de la Mesa del Sector Público Atacama. La no solución del conflicto y la prolongación del paro están causando serias consecuencias sociales: Miles de habitantes de Atacama están también sufriendo las consecuencias de esta movilización. Y las mayores incomodidades y sufrimientos están cayendo sobre los más débiles y pobres.
Como Iglesia, preocupada de la vida digna de cada persona, nos sumamos al deseo de los atacameños y recogemos su sufrimiento. Animamos y llamamos al Gobierno y sus autoridades, animamos y llamamos a los parlamentarios de la zona, animamos y llamamos a los líderes sindicales y a cada uno de los trabajadores afectados para que, con urgencia, prioridad y perseverancia colaboren en abrir las negociaciones en esta etapa; el diálogo y la colaboración de todos llevará a recoger de la mejor manera la preocupación de los trabajadores y trabajadoras públicas de la región, y a encontrar y construir una solución justa y beneficiosa para el bien común.
Es por eso que queremos manifestar con fuerza nuestra disposición para facilitar instancias de diálogo y de encuentro.
En este Año de la Misericordia, escuchamos a Jesús, nuestro Maestro y hermano, que nos ha dicho: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt. 5,9). Y ponemos nuestras familias y nuestra vida bajo el amparo de la Virgen Candelaria, Madre del Pueblo de Atacama.
Mons. Celestino Aós, Obispo de Copiapó
P. Guido Castagna, asesor Pastoral de los Trabajadores
Obispado de Copiapó
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