Sábado 21 de Septiembre de 2013.- Si bien es cierto, y reconocido por todos los integrantes de una sociedad organizada, que el planteamiento para la difusión de su ideario es la radio, entendida como un medio de comunicación pluralista, verdadero y no farandulista, tampoco es menos cierto que en el último tiempo, la calidad y la mentalidad de los medios de comunicación regionales ha ido “globalizándose”, pero aparejada a una permanente involución, importando modelos de programación que a los ojos de hoy serían exitosos, pero ante ojos cortoplacistas, no ante ojos visionarios que tienen una clara mirada de lo que es el concepto de radio en la actualidad.
Garabatos, alocuciones groseras, “populacherismo” y baja calidad de temas planteados, así como una permanente erosión en lo que respecta al uso del lenguaje – entiéndase castellano, no “chileno” – forman parte de lo que puede ser una dramática espiral involutiva que puede llevar peligrosamente al fin de la radiodifusión local, en pro de una radio satelizada y manejada por consorcios gigantescos que poco y nada conocen de las idiosincrasias regionales.
Evidentemente, con esto último se corre el riesgo de pasar por “regionalista”, olvidándose su verdadero concepto etimológico, político, histórico y geográfico. La situación en la cual se encuentra la radiodifusión regional es una situación expectante, si bien es cierto, en una crisis de fondo en cuanto a su subsistencia – problema archiconocido por todos – la cual ha costado la caída de muchos nobles, pero insostenibles proyectos radiales por las esquivas migajas publicitarias; pero también en una crisis de forma, en la cual ha “tenido” (nótese las comillas, por favor) que nivelar hacia abajo en términos de contenidos y de trato hacia un auditor anodino y sin poder de reacción, salvo honrosas excepciones donde los proyectos más largos en el tiempo son los que subsisten gracias a su coherencia y consecuencia, además del diario afán de mejorar el status del auditor.
La crisis de contenidos y la teñiduría política en las pautas ha sido tan evidente que ciertos medios nacionales que gozaban de gran prestigio han caído en el absoluto descrédito por no saber usar un concepto vital en las comunicaciones : el de neutralidad. Y es ahí donde las radios regionales “sacamos la punta al lápiz” manejando los tiempos y manejando las pautas noticiosas preparando un concepto de “radio ciudadana” : lo que el auditor quiere oir y no lo que le impongan. El cieguecito en problemas, el atropellado del barrio, el “evento” en la calle, el corte de luz en el sector, son cosas que hacen cercana una fórmula de radio basada en las noticias y en comunicar, más que en formulismos importados que solamente aparejan la tontería y el desencanto de sus auditores. La radio debe ser llamada a enseñar, a ser el ente rector, un modelo de conducta y un dechado de virtudes linguales, la radio regional presenta esas irreductibles ventajas en desmedro de las grandes cadenas nacionales que han tenido que rendirse ante ellas como si de un “mal necesario” se tratase.
VISION DE FUTURO. El apartado tecnológico es sumamente importante, siendo una concepción multimedial que aporta conocimientos a la mal llamada “aldea global” es menester que cada radio transmita su visión de mundo vía Internet, siendo esta zona una zona de combate que solamente daría como vencedor al que tenga mejores contenidos y al mejor preparado tecnológicamente. Ya no solamente de viejas glorias de la locución ni de viejos tercios se vive, sino de técnicos preparados y capaces para enfrentar todos y cada uno de los desafíos que pretende encabezar la Radio Ciudadana Moderna de nuestros días. Un www.miradio,cl presenta una imagen de futuro, potente y clara y proyecta una clara alternativa publicitaria, como así también potentes páginas informativas que no deben ser la competencia de los diarios o las revistas cibernéticas, sino sus complementos, ellos tienen la palabra, nosotros el sonido. “Quid pro quo”. Hoy en día, ya no es tan sólo el chileno que deseaba oir noticias de su ciudad en Internet, sino también el antofagastino, el copiapino, el coquimbano, el penquista, en fin, quien quiere conocer más y mejor lo que pasa y lo que ocurre en su ciudad. Aquí nuevamente entrecruzamos dos valores fundamentales : la entrega de contenidos audiovisuales y la forma de éstos, si son buenos, malos o mediocres. La radio es un viaje fascinante encabezado por quienes amamos este apostolado. Sólo tiene que encender su receptor y acompañarnos.
(Artículo escrito originalmente en 2009 por Aldo Ortiz Pardo, Fundador y Director de Radioceleste Chile)
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