3 may 2023

VANGELIS POR SIEMPRE | Conozcamos a su disco "Beaubourg" : Música sintética sin límites

Miércoles 03 de Mayo de 2023.-  Este es uno de los discos más arriesgados y por lo mismo más incomprendidos del músico griego Evangelos Odyssey Papathanassiou, popularmente conocido como Vangelis, recientemente fallecido. Se trata de un trabajo en el que la música apuesta por el expresionismo y la atonalidad sintética. Lo que significa que las dos partes que conforman la totalidad carecen de melodías y ritmos repetitivos y asimilables. Las reglas son la ruptura, el cambio sorpresivo de timbres, de ambientes, la irrupción abrupta de temas por otros que, a los pocos segundos de desarrollarse, sufrirán la misma transgresión, como si cada instante del álbum fuera producto de un sistema aleatorio en el que no puede predecirse lo que vendrá. Desde los primeros segundos es claro que exige del escucha participación para conformar del sonido una obra admirable, que resultará de la revisión detenida de cada parte del disco, y entonces se muestra como obra del intelecto y la creatividad.

La escucha atenta del álbum deja ver que cuenta con una estructura clara. Las secciones introductorias de cada parte son contundentes, llenas de tensión y dramatismo. a éstas les sigue el desarrollo por pasajes en los que se establece un diálogo entre la armonía y la disonancia que culmina en un tema lento y contemplativo.

Sin embargo, la descripción anterior no es suficiente para determinar la calidad del álbum. Hay que destacar la habilidad del artista para ofrecer, a lo largo de los dos temas, una muestra amplia de las posibilidades que ofrecían los instrumentos electrónicos de su momento. Pocos artistas veían en éstos oportunidades musicales, y mucho menos herramientas fundamentales de composición. Para el músico griego en cambio, se extienden los alcances de los sintetizadores a través de las opciones que el mismo estudio ofrece, pero también, y debe decirse, a través de la creatividad del artista. Como muestra se hayan las dos partes en las que no sólo se aprecia una diversidad tímbrica, sino incluso emisiones con diversas posibilidades expresivas. Aún ahora, Beaubourg sigue siendo un lienzo salpicado de múltiples emociones que se enlazan en contrapuntos.

Algunos críticos desconcertados con la publicación de Beaubourg consideraron que el contenido del disco era una respuesta a la exigencia de la disquera RCA por cerrar el contrato con la última grabación estipulada. Sin embargo, el ingeniero de sonido Keith Spencer-Allen ha dicho que Vangelis se entregó a la composición de la obra con el mismo esmero visto en sus trabajos anteriores, y con la claridad de lo que buscaba. En ese sentido, no estamos ni ante un ensayo ni experimento. La obra es lo que el autor quiso desde el inicio.

La discografía de Vangelis es una de las más extensas y diversas, y aun cuando se puede localizar en éstas rasgos distintivos del artista, también se encuentran diversos terrenos musicales: rock progresivo, pop, jazz, composiciones sinfónicas y operísticas, géneros étnicos, entre tantos otros.  Pero en todo su trabajo sólo pueden encontrarse a lo sumo dos placas más con las características de Beaubourg. Sin embargo, eso no significa que se trate de un trabajo azaroso.

En realidad, el gusto por la exploración sonora es una vertiente por la que varios artistas de la década se sintieron atraídos, y la abstracción fue una de las líneas de interés, desde composiciones aisladas como “Revolution no. 9” de The Beatles, hasta los trabajos más arriesgados de Franz Zappa o Soft Machine. No hay que perder de vista que la carrera de Vangelis inició en los terrenos del progresivo y que fue desde esa arista que forjó un sello distintivo. Así entonces se puede rastrear su fascinación por las diversas posibilidades sonoras desde su debut solista Sex Power (1970), en el que a pesar de su perfil discreto y mayoritariamente melodioso, en las últimas partes ofrece una pasaje oscuro y disonante. Posteriormente, la aparición desaprobada por el artista de Hyphotesis (1971) mostró su interés por el jazz y la abstracción. En Ignacio (1975) presenta un pasaje percusivo en el que los ritmos son cambiantes e inesperados. Incluso después de la apuesta que representó Beaubourg el músico volvió a los mismos terrenos, y lo hizo con mayor radicalidad con Invisible Connections (1985), y recuperó los ecos sonoros de la placa de 1978 con el soundtrack del filme Picasso (1982), aún no publicado de forma oficial.

La imagen panorámica de la carrera toda de Vangelis pone en evidencia que la búsqueda de formas expresivas diversas, ya no de la música sino del sonido mismo, es la constante en este artista.

Sin duda Beaubourg es un trabajo que, inspirado en el arte abstracto, busca reconstruir en sonido la plasticidad cambiante y sorpresiva del expresionismo pictórico, y al igual que las obras que motivan el surgimiento de este disco, requiere varios acercamientos de un escucha sin prejuicios, ni expectativas formadas por otros trabajos del artista. Acercarse a Beaubourg exige un escucha partícipe, dispuesto a dejarse sorprender por una obra que lleva la electrónica a campos abiertos en los que la armonía, el ritmo y los timbres de la música tradicional son restricciones a las que se debe renunciar, para construir un lenguaje nuevo, y por tanto, mágico, que espera sensibilidades nuevas, dispuestas a arriesgarse a un viaje sin destino conocido.



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