julio 18, 2019
Jueves 18 de Julio de 2019.- Chile atraviesa tiempos donde el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera intenta por todos los medios posibles arreglar todo el desbarajuste que no se perpetró solamente en el Gobierno anterior, sino en más de 20 años de gobiernos de izquierda. La tarea sin lugar a dudas es titánica, sin mencionar una vez más que durante la gestión Piñera 1 (2010-2014), nuestro país obtuvo los mejores índices de empleabilidad y crecimiento, corroborados incluso por el Banco Central y el Fondo Monetario Internacional. Índices que fueron aniquilados por la tristemente célebre “retroexcavadora”, implantada por quienes estuvieron en el poder entre 2014 y 2018 y que sumió al país en pérdida de trabajos, cierre de empresas y desviación de la excelencia en la educación, para dejarla estancada en una moral de la tómbola.
El país, decepcionado, amargado y desilusionado por quienes decían enarbolar “conquistas y justicia social” les propinó una dura derrota electoral el 17 de Diciembre de 2017, donde el Presidente Sebastián Piñera logró quedarse con el Mando de la Nación y comprobar en terreno el daño que los hoy derrotados le hicieron al país en su conjunto. Es por eso que decimos que la labor es compleja, titánica y no da lugar a error ni duda.
La minoría de izquierda, que en tiempos pretéritos se hacía llamar “Nueva Mayoría” no iba a quedarse atrás, ni tampoco permitir que el Gobierno saliera adelante, puesto que si al Gobierno le iba bien, Chile también lograría cosas históricas. Pero para quienes su retórica es sólo la división, el odio y la lucha de clases, el que al país le vaya bien, es sinónimo de fracaso en sus ideologías retrógradas.
Por lo que desde el momento de consumarse la victoria piñerista y la rueda de prensa de los derrotados, quienes terminaron con su frase “No te dejaremos gobernar, Piñera, porque le prenderemos fuego a todo Chile”, de una desbocada amenaza, pasó a ser sinónimo del obstruccionismo opositor que ha torpedeado todas y cada una de las iniciativas del Gobierno.
Desafortunadamente para Chile y quienes esperan una mejora en sus vidas, la minoría derrotada es hoy mayoría en el Parlamento y desde esa trinchera, muchas de las leyes enviadas por el Gobierno son detenidas, transformadas o simplemente eliminadas, como lo fue el caso de “Admisión Justa” la que buscaba reponer el valor del esfuerzo y el mérito por sobre el azar y la mediocridad, cosa que fue rechazada por esta minoría que por desgracia es mayoría parlamentaria.
La rabia de los derrotados en 2017 está desatada, y es nuestro deber el no dar pie a esa rabia antinatural y antivalores. Es nuestro deber que no se cumpla la amenaza de “prender fuego a Chile” de estos sectores que no buscan conquistas sociales, sino simplemente imponer una ideología muerta y enterrada en gran parte del mundo, retrógrada y causante de grandes desastres en otros países. De nosotros depende, que la rabia que sienten los vencidos, no demuelan el espíritu de lucha de los verdaderos chilenos quienes trabajan para vivir y ser mejores cada día. Porque cada chileno que prospera, es rabia que aumenta para los vencidos en 2017.
Escrito por : Aldo Ortiz Pardo. Comunicador Social, Fundador de RCI Radio Chile.
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