Jueves 14 de Agosto de 2014.- En la diáspora palestina, Chile ocupa un lugar singular: tiene más población palestina que Egipto o Líbano, y un poco menos que Siria. De unos 10 millones de palestinos en el mundo, se estima que varios cientos de miles viven en la nación sudamericana.
Numerosos estudios, entre ellos uno de la Fundación Konrad Adenauer -una institución internacional con origen en Alemania-, estiman que no existe otro lugar fuera del mundo árabe e Israel donde vivan tantos descendientes de palestinos, como en Chile.
Dado que la inmigración palestina traza un arco amplio -desde los primeros llegados a fines del siglo XIX hasta los 117 refugiados palestinos que llegaron en 2008 y fueron recibidos en la casa presidencial de La Moneda- es difícil saber con exactitud cuántos son exactamente.
Cuando un diario chileno publicó el mes pasado una caricatura sobre el bombardeo a la Franja de Gaza, nueve empresarios redactaron una breve misiva pública advirtiendo que la comunidad palestina, que estimaban en 300.000 personas, no comprendía "el humor" de la pieza ante las muertes en Gaza.
Y cuando el alcalde de la ciudad palestina de Beit Jala, Nael Salman, visitó Chile en 2013 aseguró que en el país vivían 400.000 palestinos con raíces en su ciudad, es decir, 20 veces más que en la propia Beit Jala.
En Chile, grandes fortunas llevan apellidos provenientes de pueblos cercanos a Jerusalén y se reiteran en el ámbito de la justicia, la política, la cultura y los negocios. Existe el club deportivo Palestino y en uno de los barrios más caros de Santiago, se despliegan las instalaciones del Estadio Palestino.
¿Qué explica esta masiva presencia palestina en Chile? ,"Acá se los recibió mejor, tenían más espacio, mejores posibilidades", explica Jaime Abedrapo, de la Federación Palestina
Los inmigrantes de Palestina, Siria y el Líbano empezaron a llegar a Chile durante la dominación del imperio otomano. En las fronteras del territorio, las familias palestinas preferían que los jóvenes partieran a la aventura, a quedar de "carne de cañón" de un ejército ajeno. Se embarcaban aunque debían llevar el pasaporte turco, que los ofendía.
Viajaron a América como parte de un movimiento migratorio mundial. Muchos creían en "un nuevo mundo" de oportunidades. Siguieron la ruta a Europa y varios por mar a Buenos Aires. Pero en vez de quedarse en la capital argentina, más rica y europeizada, los palestinos prefirieron cruzar los Andes y seguir hacia Chile.
"Acá se los recibió mejor, tenían más espacio, mejores posibilidades", dice Jaime Abedrapo, nieto de un inmigrante palestino llegado en los treinte, y vicepresidente de la Federación Palestina.
Entre 1885 y 1940, los árabes sumaban entre 8.000 y 10.000 personas en Chile, según el libro "El mundo árabe y América Latina", la mitad de ellos palestinos.
"Llegan en una coyuntura favorable", explica el profesor Eugenio Chahuán, del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile.
(Reportaje por Paula Molina, para BBC Mundo)
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