12 mar 2021

#ENTREVISTA | Autor residente en Copiapó es distinguido a nivel iberoamericano por libro de poemas infantiles ilustrado

Viernes 12 de Marzo de 2021.- (Cocorocoq Editoras) “A pata pelá”, libro ilustrado de poemas infantiles, fue seleccionado como uno de  los 100 recomendados por la Fundación Cuatro Gatos, establecida en Miami, que  premia anualmente a las mejores obras para público infantil y juvenil. 

El autor de este libro, publicado por Cocorocoq Editoras (editorial chilena), es el  perodista Felipe Gómez Magaña, que reside en la ciudad de Copiapó, siendo este  su primer libro publicado. 

La amplia sonrisa de Felipe Gómez (Santiago, 1981) le hace parecer en constante  tranquilidad. Quizás se explica porque practica desde hace años Taekwondo,  representando a Chile en el Campeonato Mundial de Taekwon-Do ITF en  Dortmund, Alemania, en 2005.  

Su primer libro publicado es también el primer volumen de la colección de poesía  ilustrada de Cocorocoq Editoras, que cuenta con el trabajo de la ilustradora Paula  Bustamante, quien construye un colorido universo de niños y niñas que corren,  bailan, cantan y andan a pata pelá, como un símbolo de libertad. 

Un libro que no busca enseñar ni modelar a niños y niñas obedientes y perfectos.  Todo lo contrario, un libro de poemas que nos invita a danzar, a cuestionar y a  construir otro mundo. 

¿Cómo se refleja tu propia infancia en el libro? 

Fui un niño que leía un montón, todo lo que cayera en mis manos, la verdad: una  colección de Icarito sobre historia (civilizaciones, mitologías, biografías de  personajes históricos), libros de Emilio Salgari, las Crónicas de Narnia de C.S.  Lewis, solo por nombrar algunos de los que me acuerdo a vuelo de pájaro. Ese  afán por la lectura, sin embargo, no me impedía ser un niño que disfrutaba estar  en movimiento. Con los amigos y amigas del barrio jugábamos en la calle: a la 

pelota, a la escondida, andábamos en bicicleta, etc. Creo que esas dos cosas: la  palabra y el juego, son elementos presentes en mi libro A Pata Pelá. 

Tanto el texto como la gráfica parecen tener cierta referencia a la situación  actual de Chile, desde el 18 de Octubre de 2020. ¿Es así? 

Los poemas de A Pata Pelá se escribieron mucho antes del 18 de Octubre.  Alguno desde el 2011, la mayoría en el 2013/2014. Si acaso refieren a la  coyuntura social desde el 18/O es porque este momento histórico se estaba  incubando desde hace muchos años antes. Hubo un montón de movimientos  sociales: por la Educación, Magallanes, Aysén, No Más AFP, que lo anticiparon. 

Si el libro recoge esa energía es porque bastaba asomar las narices por la  ventana, para darse cuenta de lo que estaba latiendo en Chile, desde hace rato.  Supongo que tiene que ver también con el modo en que uno piensa a la Niñez.  Creo que niños, niñas y adolescentes son sujetos políticos, capaces de exigir  participación, de alzar la voz, de organizarse, de rebelarse también. Siento que  esa mirada es la que atraviesa todo el libro y es la que conecta con este  momento histórico. Después de todo, fueron cabros chicos los que hicieron que  esto prendiera. 

La Marcha de la Lluvia (A Pata Pelá) es un poema claramente inspirado en la  idea de que niños y niñas alzan la voz, se manifiestan, desobedecen. Me gusta  pensar que un niño o una niña pueda encontrarse a temprana edad con  palabras tales como "insurrectas", "subversivos", "revuelta". Creo que enseñar y  aprender a desobedecer es una cuestión necesaria para la transformación del  mundo, para construir sociedades más cooperativas y fraternas. 

¿Por qué crees que este libro debería ser leído por niños y niñas? 

Creo que este libro debiera ser leído, jugado, susurrado, gritado, danzado y  transpirado por niñas y niños. Porque contiene una invitación, que es a la vez un  desafío: jugar con las palabras, como quien juega con barro o como quienes  danzan alrededor de un fogón. 

Finalmente, ¿qué significa para ti publicar tu primer libro? 

Una alegría enorme, un sueño cumplido, un agradecimiento eterno. La  oportunidad de vincularse con otros, de que los poemas tomen vida propia,  para que vayan incluso más allá del propio libro. Un impulso también para  seguir escribiendo, para crear cosas nuevas. 




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