20 jul 2019

MUNDO | Pruebas irrefutables. Sepa porqué el hombre sí llegó a la Luna hace 50 años

Sábado 20 de Julio de 2019.- Este sábado se cumplieron 50 años desde la llegada del ser humano a la Luna, logro histórico de la NASA enmarcada en la misión Apolo 11.

Fue el 20 de julio de 1969 el día en que la tripulación, compuesta por el comandante de la misión Neil A. Armstrong, el piloto del Módulo Lunar Edwin E. Aldrin Jr., y el piloto del módulo de mando Michael Collins, llegó al satélite, siendo los dos primeros quienes exploraron su superficie.

Pero aunque desde entonces se ha difundido una enorme cantidad de evidencia al respecto, aún hay quienes cuestionan la veracidad de esta misión espacial.

Es más, es probable que en más de una ocasión te haya tocado hablar del tema con alguien que cree que el hombre jamás llegó a caminar sobre la Luna.

1- Si llegamos a la Luna, ¿por qué no hemos vuelto?

A la misión del Apolo 11 le siguieron el Apolo 12 (1969), Apolo 14 (1971), Apolo 15 (1971), Apolo 16 (1972) y Apolo 17 (1972). ¿Por qué desde entonces ningún humano ha vuelto al satélite? La respuesta es más sencilla de lo que parece: porque es demasiado caro.

Es importante recordar que el Apolo 11 se enmarcó en el contexto de la Guerra Fría, en la que Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban la hegemonía mundial, no solo a nivel político sino que también en los campos de la aeronáutica y tecnología.

Tal como recoge un artículo de Gizmodo, el costo de todo el programa Apolo fue de unos 24 mil millones de dólares, monto que hoy en día sería el equivalente a más 150 mil millones. Lo anterior, sin considerar los casi 100 millones de dólares diarios que costaría mantener a cuatro astronautas en la Luna.

Por su parte, hay que tener presente que las misiones, y experimentos, realizados en la Luna fueron tan prolíficos, que hoy en día no existe una real necesidad científica de volver.

Eso sí, este panorama podría cambiar en un futuro cercano. “Volveremos a la Luna en breve y un día plantaremos la bandera estadounidense en Marte”, prometió Donald Trump durante su discurso del 4 de julio, dejando en claro que la principal obsesión de su país es la de visitar el planeta rojo.

2- Radiación de los Cinturones de Van Allen

Algunos de los que se niegan a creer que el hombre haya llegado a la Luna, basan sus argumentos en la radiación de los Cinturones de Van Allen.

Se trata de dos enormes cinturones de radiación que rodean a nuestro planeta, los que están formados por el campo magnético de la Tierra y golpeados con partículas de alta energía del viento del Sol.

Si bien es cierto que, efectivamente, atrapan partículas de radiación ionizante, y que el Sol emite radiación potencialmente peligrosa, la NASA estaba al tanto de todo esto en 1969, gracias a sondas lanzadas anteriormente como Pioneer 0 y Explorer 1.

Por lo mismo, la orden fue que los astronautas debían permanecer en el módulo de mando, el cual contaba con blindaje antirradiación.

Por lo demás, en la época en que se lanzaron las misiones de Apolo, los Cinturones de Van Allen estaban en su intensidad más baja.

Cabe señalar que, de acuerdo al portal Muy Interesante, la enfermedad por radiación ocurre cuando alguien ha estado expuesto a alrededor de 200 a 1000 ‘rads’ de radiación en unas pocas horas. En el caso del Apolo 11, la tripulación estuvo al interior de esta zona por menos de dos horas en su viaje a la Luna, por lo que solo habrían estado expuestos a cerca de 18 rads, aún dentro del límite seguro.

3- Rocas lunares

382 kilogramos de roca del satélite que astronautas estadounidenses han traído a la Tierra han transformado el conocimiento del universo.

Son grises y a simple vista carecen de interés, pero estas piedras lunares son “los materiales más preciosos en la Tierra”, dijo hace un tiempo a la agencia de noticias AFP Samuel Lawrence, especialista en planetas de la agencia espacial estadounidense, NASA. “La Luna es la piedra angular de la ciencia planetaria”, agregó.

Los científicos, entre otras cosas, comprendieron cómo nació el satélite, resultado de un gran impacto hace entre 4.300 y 4.400 millones de años, en el que también se formó el planeta azul.

Pero si el hombre nunca hubiese llegado a la Luna, ¿cómo habría sido posible conseguir este material? La composición química de estas rocas no existe en nuestro planeta, ni tampoco en muestras de cometas o meteoritos.

4- La clásica discusión sobre la bandera

Otro tema que suele generar debate es el de la bandera norteamericana que fue puesta por los astronautas. De seguro alguna vez has escuchado que alguien diga: ¿por qué flamea si en la Luna no hay atmósfera?

En primer lugar, es importante precisar que el vacío no hace que la tela se vuelva de “acero”. Por lo demás, la Luna no tiene vacío, pero sí gravedad.

Cuando los astronautas quisieron clavar el asta de la bandera en la superficie lunar, tuvieron bastantes problemas, debido a que después de unos pocos centímetros, chocaba con roca sólida.

Fue así como al instalar el palo principal, debieron rotarlo de un lado a otro, lo que hizo que la fuerza provocara ondas que se propagaron por la superficie. En ese sentido, es necesario tener presente que no todas las ondulaciones de las banderas necesariamente tienen su origen en la fuerza ejercida por una corriente de aire.

5- ¿La mentira mejor guardada?

Si la llegada del hombre a la Luna hubiese sido una farsa, más de alguno de los implicados habría confesado algo.

Pero nada de eso ha pasado, algo que al menos llama la atención, si consideramos la cantidad de personas que se vieron involucradas en esta hazaña.

Según los datos oficiales, alrededor de 400.000 personas participaron en el programa Apolo y cerca de 20 mil empresas. Además, instalaciones tan lejanas como las del MDSCC en Robledo de Chavela (Madrid, España), también pertenecientes a la Red del Espacio Profundo, funcionaron como apoyo durante la misión del Apolo 11.

6- Espejos para medir la distancia entre la Tierra y la Luna

Actualmente en la Luna descansa un panel de unos 60 cm de ancho recubierto por 100 espejos apuntando a nuestro planeta.

“Empleando estos espejos, podemos apuntar a la Luna con pulsos láser y medir la distancia Tierra-Luna de forma muy precisa. Es una forma maravillosa de aprender más sobre la órbita de la Luna y verificar las teorías sobre la gravedad”, explicó hace un tiempo el profesor de física Carroll Alley, de la Universidad de Maryland.

Cabe precisar que Carroll fue el investigador jefe del proyecto durante la época del Apolo. Gracias a este mecanismo, podemos saber -con una precisión que asombra- que la distancia a la Luna es de unos pocos centímetros sobre los 385.000 km en promedio.

Si Neil Armstorng y “Buzz” Aldrin no dejaron este panel en el satélite, ¿entonces quién lo hizo? Por cierto, es el único experimento científico del Apolo que aún funciona.




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