octubre 12, 2018
Viernes 12 de Octubre de 2018.- Como bien es conocido por todos, cada 12 de Octubre, el mundo de habla castellana conmemora el Día de la Hispanidad. Más allá de las repercusiones culturales, sociológicas, comunicacionales y antropológicas, que naturalmente no vienen al caso comentar en este espacio, es necesario y urgente centrarnos en lo que realmente nos concentra como castizos y como hablantes de una misma lengua materna, como lo es precisamente nuestro idioma español. Nuestra lengua materna.
Según cifras del Instituto Cervantes, son sobre los 570 millones de habitantes del mundo que hablan el español y que, por nombrar un ejemplo, ya a estas alturas superan a los francófonos en las aulas de clases de todo el mundo, sólo superados en cifras globales por los chinos y por los angloparlantes en cifras de hablantes nativos.
Por lo tanto, y a la luz de estas potentes cifras, no podemos quedarnos en el modernismo simple y ramplón de quienes usan métodos casi anti-académicos que pontifican el uso de un “español dinámico y adaptado a los tiempos”. Este verdadero balbuceo gramatical es el que ha detenido la expansión del idioma español tal y como lo conocemos, sobre todo tomando en cuenta que es el único idioma en el mundo (salvo los dialectos propios de cada país), que cuenta con “ homogeneidad y que es internacional y geográficamente compacto”. Nuestro idioma español representa aún así, una gran fortaleza dentro del mundo actual, siendo casi el 8% de los hablantes a nivel global, lo que urge a todas las instituciones que trabajan día a día en estandarizar los niveles de castellanización, - como lo es el caso de la Real Academia Española de la Lengua, RAE - no tan sólo en “mejorar lo que hay hasta el momento”, sino también desterrar los vicios que cada vez hacen del castizo un lenguaje más cacofónico y muy semejante al Inglés americano en cuanto a giros, intencionalidades y “palabrejas”, que van siendo más comunes.
Una de las principales amenazas de la creciente presión internacional contra el castellano es la “generalización” o “desneutralización” del idioma. La habilitación de verbos y giros idiomáticos que no están presentes, y como lo reseñáramos anteriormente, el uso del idioma por círculos no académicos y el ingreso progresivo y como una verdadera peste, de agregados inventados con géneros lexicográficos inexistentes y que potencialmente dañan la claridad y transparencia de nuestro idioma, hasta convertirlo en algo tan poco claro y poco legible (además de una lectura exageradamente lenta y redundante) muy semejante al lenguaje alemán.
El español es un idioma bellísimo y puro. Grandes escritores y letristas han paseado sus obras por nuestro verdadero patrimonio intangible. No existe lengua vernácula (u originaria) que sea capaz de superar la influencia de nuestra lengua materna, pero no debemos de descuidarnos. La posición de hegemonía que actualmente goza el español como tercera lengua nativa en el mundo corre peligro con todas las corrientes actualmente denunciadas y si los hispanoparlantes nos quedamos sin ejercitar, ni practicar, ni difundir lo que nos legaron los grandes de las letras como Miguel de Cervantes, Gabriela Mistral, Horacio Quiroga, Pablo de Rokha, Nicanor Parra, y tantos otros, corremos peligro de ser arrastrados por influencias que, sin ser perniciosas, nos volverán totalmente inentendibles.
Somos hispanoparlantes, somos habitantes de Sudamérica. Con nuestros dialectos e influencias. Superamos al “españinglés” y lo adaptamos a nuestra vida cotidiana, respetando nuestras reglas y manteniendo nuestra limpieza y corrección ortográfica. El español del Siglo XXI debe ser tan puro y claro como el que más, para que sigamos comunicándonos con eficiencia en un mundo cada vez más franqueado por la “aldea global” y la tecnologización.
Feliz Día de la Hispanidad, a todos los hablantes de idioma español.
En Chile, se habla español.
Escrito por : Aldo Ortiz Pardo, Fundador de RCI Medios y RCI Radio Chile.
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